Pilar, mi amiga italiana, me la enseñó hace muuuuuchos años, y aún hoy, es inevitable que la recuerde agradecida cuando la preparamos en casa, pues es de esas recetas que ayudan sin complicar la vida.
Escoja tomates rojos, maduros. Digamos unos 6 para tener una cantidad aceptable de salsita.
Pártalos en cuatro y póngalos en una olla con una cebolla cabezona también partida en cuatro, sal, pimienta, tomillo y laurel o albahaca si lo prefiere, Póngalos a cocinar a fuego, muy, muy lento: es la clave del éxito! Cuando vea que ya todo está bien tierno y cocinado, retire la olla, y páselo por un colador ayudándose de una cuchara para exprimirlo al máximo y para que quede bien de espeso. No lo licúe pues la cáscara le dará sabor ácido.
Pruebe para saber si está bien de sal o si necesita un poco de azúcar para suavizarla. Es realmente fácil y buena, es más!, puede preparar de esta manera una buena sopa de tomate.