¿” Cual es su comida callejera preferida”?
Oí esa pregunta hace algunos días en el noticiero de la mañana de Caracol, relacionada con una encuesta que se estaba llevando a cabo en Bogotá.
Como dato curioso, el ajiaco llevaba la delantera. ¡Extraño! Pues, como allí mismo comentaron, ¡poco cuadran las sopas en ese plan!
Sin embargo, la sopa, como comida callejera, tiene una historia bien fundada. Hacia el año 1700 se ofrecían en las calles de algunas ciudades europeas, los llamados “caldos restauradores”, sopas que resultaban benditas para aquellos mercaderes que iban de arriba abajo recorriendo caminos para vender sus mercancías y necesitaba recobrar energía. ¡Son pues, historia antigua!
¿En dónde estarán hoy todos los vendedores callejeros de arepas? Otros damnificados del
Covid que tendrán que empezar a ingeniar sus “protocolos”.